Diversas condiciones después de las carreras o entrenamientos intensos, o dolencias como la artritis o golpes pueden causar una inflamación en una determinada parte del organismo.
El dolor agudo o crónico usualmente acompaña las inflamaciones. Por lo general, para evitar el dolor producido por la inflamación, las personas consumen medicamentos que presentan efectos secundarios serios; siendo uno de ellos las úlceras en el estómago.
Afortunadamente, existen muchas hierbas, especias y plantas que poseen propiedades antiinflamatorias (generalmente debido a los fitoquímicos que contienen) y analgésicas las cuales constituyen excelentes alternativas naturales.
A continuación se presentan algunas de ellas:
Plantas antiinflamatorias
Árnica: Se usa para trata la hinchazón e inflamación producida por golpes y torceduras entre otros. Sus propiedades antiinflamatorias se deben especialmente a la presencia de helenalina y dihidrohelenalina en esta hierba. Tan pronto se produce un golpe, se debe aplicar, sobre la zona afectada, paños empapados en árnica con lo cual no sólo se contrarrestan el dolor y la inflamación sino también la posible aparición de un hematoma.
Cúrcuma: Esta especia india contiene curcumina la cual posee propiedades antiinflamatorias según han mostrado varios estudios clínicos. Sin embargo, los beneficios de la cúrcuma se aprecian sólo pasados un par de meses. Si se toma en unión de bromelina (potente enzima antiinflamatoria que se encuentra en la piña) se logra un eficaz remedio natural que combate el dolor agudo producido por el síndrome del túnel carpiano o la artritis
Pimienta de cayena o guindilla: Contiene “capsaicina”, ingrediente que aporta el sabor picante a este tipo de pimienta, el cual posee reconocidos efectos antiinflamatorios.
Manzanilla alemana: Las flores secas se emplean por sus propiedades sedantes y espasmolíticas, así como su acción antiinflamatoria. Se toma en infusión, extracto o tintura.
Regaliz: Contiene glicirricina y ácido glicirricínico los cuales presentan una actividad antiinflamatoria y protectora contra los tumores. Se toma la raíz cortada o en polvo.
Sauce blanco: Contiene un compuesto que se emplea modificado para elaborar la aspirina. Se usa para la artritis, el dolor de cabeza, la bursitis y otras inflamaciones dolorosas.
Alga espirulina. Es un alga azul de agua dulce que proviene de las zonas tropicales y que, por su alto contenido de antioxidantes, protege de los radicales libres y también tiene acción antiinflamatoria.
Jengibre: Esta raíz ha sido empleada durante siglos en la medicina ayurvédica en la India como un eficaz tratamiento contra la artritis. Es muy beneficiosa para el organismo, sobre todo por su eficaz acción antiinflamatoria. Basta con tomar media cucharadita de jengibre en polvo o una entera cada día preferiblemente mezclada, por ejemplo, en una ensalada.
Grosellero negro: Las hojas y las yemas de esta planta son reconocidas para combatir el reumatismo debido a los flavonoides que estimulan la secreción de sustancias antiinflamatorias. Se lo ha bautizado como «la cortisona natural», aunque sin sus muchos inconvenientes. El jugo de sus frutos también es recomendable como antiinflamatorio tanto en el tratamiento de procesos agudos como en estados pasajeros. También se puede tomar en infusión. Para ello, se debe hervir 30 gramos de hojas de grosellero negro en un litro de agua por 15 minutos. Beber dos tazas al día.
Noni: Esta planta es originaria de las islas del Pacífico Sur y ha sido usada con fines curativos desde hace miles de años. Según las investigaciones acerca de las propiedades del fruto de este árbol, su poder regenerador se asocia a la presencia de xeronina, un alcaloide que trabaja a nivel celular, fortalece el sistema inmunológico y alivia los síntomas de artritis, osteoartritis, artritis reumatoide y gota.
Alimentos antiinflamatorios
La alimentación tiene un papel importante a la hora de evitar las inflamaciones, ya que muchas tienen que ver con un desajuste en la ingesta de ácidos grasos omega-6 y omega-3 los cuales deben ser equilibrados. Igualmente, es necesario el consumo de la vitamina E.
Cuando existe un exceso de ácidos grasos omega-6, una carencia de omega-3, y una ingesta inadecuada de antioxidantes como la vitamina E, la reacción proinflamatoria del cuerpo se desnivela y provoca inflamación crónica y dolor.
Todo lo anterior significa que es necesario corregir la dieta con el fin de aliviar la inflamación crónica. Para ello, se debe consumir pescados de aguas frías (atún, trucha, salmón, sardinas, caballa y jurel), aceites vegetales como el de lino y la oliva (con elevado contenido en ácidos grasos omega-9), las nueces y las hojas verdes (verdolaga, por ejemplo).
Además, se debe evitar los alimentos procesados, congelados, envasados y enlatados, porque los fabricantes suelen utilizar para su elaboración ácidos grasos omega-6.