Aunque el deporte siempre ha desempeñado un papel importante en nuestra sociedad, últimamente la adopción de hábitos de vida más saludables ha incrementado su práctica. Consecuentemente, ya sea a nivel profesional o amateur, también ha aumentado el número de lesiones sufridas.
Las lesiones deportivas pueden ser agudas o “accidentales”, o crónicas o “típicas”; qué las pueden provocar, y cómo reconocerlas. Como no todas las lesiones son iguales es importante conocer cómo tratar cada una, aunque la solución principal que debes plantearte es acudir al médico o especialista. De este modo, evitarás lesiones no curadas del todo o consecuencias peores por una mala identificación de las mismas.
El tratamiento más habitual es conocido como método HICER, que básicamente significa “Hielo, Compresión, Elevación y Reposo”.
Asimismo, existen otras opciones como los antiinflamatorios y/o analgésicos, la inmovilización, la cirugía para casos extremos y la rehabilitación. Todo depende de lo grave que sea la lesión.
Según el deporte que practiques será más fácil que sufras una lesión en una parte del cuerpo u otra, pero las más habituales son: en las articulaciones, musculares, de huesos, por sobrecarga, en los tendones y de ligamentos.
Y por último, no podían faltar algunas recomendaciones para evitar cualquier tipo de lesión:
- Calentar y estirar antes de empezar, y al acabar hacer ejercicios de enfriamiento.
- Postura correcta tanto a la hora de hacer deporte como en tu día a día.
- Calzado adecuado
- Consultar con un especialista el programa de ejercicios que realizas y realízate un chequeo médico regularmente.
- No fuerces tus límites incrementando progresivamente pesos, distancias o tiempos, y no intentes hacer todo el deporte de una semana en un día.
- Recuerda hacer ejercicios cardiovasculares, de flexibilidad y fortaleciendo tu rutina
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