Un torso y brazos fuertes pueden hacer la diferencia en tu forma de correr.

El entrenamiento de fuerza es un complemento inteligente para todo corredor ya que al mantener los músculos y articulaciones fuertes, puedes mejorar tu rendimiento de carrera y disminuir el riesgo de lesiones.

Trabajar la parte superior del cuerpo no es nada complicado: las rutinas pueden variar desde las clásicas en el gimnasio con maquinas y peso libre, las que se hacen en los parques colgándose en los tubos, en la propia pista haciendo circuitos de ejercicios básicos (lagartijas, fondos, dominadas, planchas, hiperextensiones, escuadras, rotación del torso, cronches).

Rutinas con ligas en la casa, y hasta las de última generación basadas en ejercicios de pilates y yoga.

Al tener abdominales y lumbares más sólidos, se puede correr más fuerte en distancias más largas, ya que nuestro torso funciona como un estabilizador, estando más fuerte, seremos más estables, logrando una mejor economía en la carrera, menos desgaste y mejor desplazamiento.

Un fondista debe invertir por lo menos 20 minutos al trabajo de fuerza de la parte superior, tres veces por semana. Esto resulta en un cuerpo definido, juvenil, armonioso y potente.

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